Las medusas
Las medusas, corales y anémonas (Phylum: Cnidaria) son animales relativamente sencillos pero con una gran variedad de formas y colores que los hacen muy llamativos. Tienen una consistencia gelatinosa, carecen de cabeza y órganos, pero cuentan con una cavidad gastrovascular en forma de saco que ocupa casi todo su cuerpo. Sólo cuentan con una abertura que sirve tanto de boca y órgano excretor y está rodeada de tentáculos.
La mayoría de las medusas son del medio marino pero también hay especies de agua dulce. Son muy abundantes en hábitats de aguas someras, especialmente en donde haya aguas cálidas y en las regiones tropicales.
Hasta hace un par de décadas era común que se les clasificara junto con los ctenóforos (Phylum: Ctenophora), mejor conocidos como “gelatinas peine” o “nueces de mar”, en un grupo llamado “celenterados” debido a la cavidad gastrovascular que poseen, sin embargo actualmente se les reconoce como dos grupos distintos.
Las medusas pertenecen al filo Cnidaria, formado por un grupo de más de 10,000 especies de animales marinos. Tienen cuerpo gelatinoso (en inglés es llamado Jellyfish) y es conocido por varios nombres en diversas culturas: aguamala, malaguas, aguavivas o lágrimas de mar.
Distribución de la medusa
Habita en aguas cálidas y tropicales, pero su adaptación les permite soportar temperaturas de -6 grados Celsius o por lo contrario, de hasta 31 grados, aunque su nivel estándar va de los 9 a 19 grados centígrados.
Descripción de la medusa
El tamaño de estos animales oscila entre los 5 y los 40 cm de longitud pero la especie más grande alcanza 200 centímetros de diámetro y cerca de 200 kilos de peso. Su organismo está formado por agua en su mayoría, ocupando un 96%.
Están formadas por campanas o campanillas de las que cuelga un manubrio tubular, donde la boca se ubica en su extremo inferior. De ahí pueden extenderse tentáculos con células llamadas cnidocitos, que son las causantes de las irritaciones urticantes. Estas las utilizan como defensa y para capturar presas inyectando el veneno.
Para desplazarse por los mares y océanos, utilizan contracciones en su cuerpo. Primero toman agua para que esta ingrese a su cavidad gastrovascular y finalmente sea expulsada utilizándola como un propulsor que les de fuerza para moverse.
Alimentación de la medusa
Se alimenta principalmente de plancton, moluscos, crustáceos, larvas y huevos.
Reproducción de la medusa
Las medusas, en su mayoría, son masculinas o femeninas, sin embargo, se han encontrado ejemplares hermafroditas. Durante la reproducción liberan óvulos y espermatozoides en el agua, que es donde se da la fecundación. También los espermas pueden fecundar los óvulos dentro del cuerpo de la hembra.
Una vez formado el huevo, de ahí se libera una larva llamada plánula que cuando encuentra el sustrato apropiado para formarse, de transforma en un pólipo asexual, es decir, en un animal invertebrado en forma de saco. Estos a su vez, producen medusas asexuadas que cierran el ciclo reproductivo.
Peligrosidad de la medusa
Existen medusas con diferentes características físicas y distribuciones geográficas; todas ellas resultan dañinas para el ser humano, pero existe una que es considerada como la más venenosa y letal del mundo: la avispa marina. Esta especie habita en aguas australianas principalmente (existen algunos ejemplares en el océano Índico y Pacífico) y es la más peligrosa, pues no puede percibirse a simple vista por su color transparente y es capaz de acabar con la vida de una persona en cuestión de tres minutos tan sólo con el contacto que casi siempre suele pasar desapercibido.
La peligrosidad y toxicidad de una medusa varía según la especie, pero sin duda, todas ocasionan malestar en menor o mayor grado.
La picadura de medusa se representa comúnmente por medio de dolor y ardor en la zona, que muchas veces es pasajera, sin embargo en otros casos se pueden presentar shocks anafilácticos (fallas circulatorias) y tener el peligro de ahogarse. En el caso de la medusa avispa, después de 20 minutos del roce, que comúnmente no es atendida porque no se siente, la víctima puede morir de embolia cardiaca.
Una persona que ya ha sido atacada, queda sensibilizada, por lo que una segunda experiencia, podría ser más grave.
Cabe mencionar que una medusa, aún muerta, puede causar irritaciones y tener activo el veneno por varias semanas.
Información y créditos:
http://www.bioenciclopedia.com/medusa/
Imagen:
http://www.icm.csic.es/icmdivulga-antic/descarga/img/medusas_muyinteresante.jpg
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