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Mundo Marino

Localizadores satelitales en tortugas marinas

Localizadores satelitales en tortugas marinas

     No importa dónde se encuentren, el localizador satelital que se les adapta a diferentes ejemplares de tortugas marinas permiten a los investigadores  rastrearlas y determinar sus rutas de reproducción. Igualmente es como un mecanismo para protegerlas y defenderlas de los depredadores humanos, y ayudar a conservar las especies marinas.

     La finalidad es lograr conocer sus zonas de alimentación después de que completan su ciclo reproductivo, hacia dónde se van y dónde permanecen alimentándose. Los transmisores quedan configurados para activarse por 24 a 48 horas.

     Cada vez que la tortuga sale a respirar, que la antena toca la atmósfera se comunica con el satélite y manda la información de la posición. De inmediato se envía un correo, el sistema satelital designado –que es el sistema con el que se tiene la renta del satélite– manda un correo electrónico dándonos la ubicación de la tortuga marina.

     La idea es integrarse a la lucha científica y tecnológica para tratar de proteger a las especies de las constantes amenazas de un implacable peligro: flotas pesqueras de diferentes paises dedicadas a cazar tiburones para quitarles las aletas o a la pesca de atún, camarón y otras especies marinas con técnicas de arrastre que aprisionan a las tortugas.

     Como un manjar que es en Asia, las flotas pesqueras  capturan a los tiburones, les cortan o desprenden la aleta y, mutilados, les devuelven al mar, en una masiva depredación. Si la aleta de un tiburón adulto pesa cerca de un kilo, quiere decir que se matan 327.000 tiburones cada año y aunque es un negocio legal, hay un comercio ilegal de pescadores que venden aletas a flotas extranjeras.

   Seguimiento. Las campañas para adoptar una tortuga o un tiburón buscan financiar la marca de esas especies con transmisores satelitales para estudiar sus movimientos migratorios y las amenazas y recopilar así conocimiento para su conservación. El transmisor reporta posición geográfica, temperatura acuática y profundidad a la que descendió cada animal, en una comunicación que puede prolongarse de seis hasta doce meses, ya que el instrumento se deteriora al estar expuesto a situaciones naturales hostiles.

     Cada transmisor vale entre 3.500 y 4.000 dólares y se les adhiere con un pegamento especial que tampoco provoca ningún daño al animal. En el caso de las tortugas (en su mayoría son carey y verde), biólogos marinos las capturan y les colocan los transmisores en alta mar y las devuelven a su ambiente natural.

      Es como un Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y proporciona  una información muy rica para promover acciones de manejo y conservación de la especie y dar recomendaciones a las autoridades” respectivas. El marcaje de tiburones, de la especie martillo, con sistemas acústicos es con un arpón de punta modificada que solo penetra la piel y engancha el trasmisor.

      Beneficios.- En muchas ocasiones  este tipo de actividades se ve apoyada por campañas de “adoptar y regalar”—por vía virtual—una tortuga o un tiburón a los que nunca se conocerá y solo se les seguirá el rastro. En ocasiones, con tarifas que oscilan entre 50 y 4.000 dólares, una persona, una familia, un grupo de amigos, un centro educativo o cualquier empresa e institución pública o privada, puede acceder diferentes modalidades de “adopción” de una tortuga o de un tiburón en diferentes países, bautizarlos a su gusto.

     Se suministra un enlace de Internet para darle seguimiento en vivo, ya sea en playas de anidación, en la isla o en refugios nacionales, además de una fotografía enmarcada y un collar artesanal en forma de quelonio. El proceso incluye un certificado de adopción con los datos del animal y el acceso a charlas científicas sobre el estado de estas poblaciones marinas. Si se adopta y bautiza un tiburón, se entrega un certificado de reconocimiento, informes sobre el desaleteo y el enlace para seguirlo por satélite.

     Los transmisores están enviando información satelital, que es monitoreada desde Francia y Estados Unidos que opera una red de satélites desde hace más de 20 años y recoge, procesa y distribuye datos medioambientales de plataformas fijas y móviles por todo el planeta.

 

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